Ya sabe esta es su casa:
Esa mañana Francisco estaba deprimido, todo comenzó un día antes,
cuando llegó a la casa de los señores Kafati a pedir agua, ellos lo atendieron
amablemente y hasta lo pasaron a una preciosa sala de mármol, le mostraron un
pez chino de 142 años que había sido heredado por generaciones, después de
tomar el preciado líquido, Francisco les agradeció y se despidió.
Ellos le dijeron muy amablemente:
“Ya sabe, esta es su casa”
A la mañana siguiente Don Kafati se levantó y fue al baño, en el
momento en que se disponía a lavarse la cara
observó un cepillo de dientes con forma de dinosaurio que jamás había
visto, ¿De quién sería? O peor aún ¿Qué hacía ese cepillo en su casa? Resulta
que el cepillo no era el único instruso, conforme se iban levantando los demás
miembros de la familia iban descubriendo cosas más extrañas e inauditas, unas
pantuflas de mapache, cuatro piñas metidas en la refri, una cacerola llena de
hollín, varios calcetines verdes (algunos rotos) un par de bóxers negros con
puntitos rojos y un gato con sarna que se había comido al pez chino de 142 años
(claro cuando los hijos lo vieron no dijeron: ¡Que hermoso gato! sino más bien
¡que gato más hijue..!)
¡¿Qué estaba pasando?!
En ese momento apareció
Francisco del sótano y dijo:
¡Acabo de despedir a la aseadora porque estaba sucia la bodega!
Le propinaron los respectivos insultos y puñetazos y lo corrieron con
todas sus cosas inmediatamente.
Francisco estaba deprimido, lo habían corrido de “su casa.”
Autor: Eduardo Montalvo.
Libro: Los Monty cuentos.
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