El tercer piso del café



Escaleras de muestra


Nunca he subido al 3er piso de ese café, de hecho ese es mi café, en él estuve con mi primer novia , un lugar de encuentro con algunos amigos, el lugar ideal para tomar café… ¿Desde cuando había un tercer piso? Me acuerdo que cuándo abrió ese café  la entrada al tercer piso estaba bloqueada por una cerca, no tengo ni idea de qué habrá pasado después, pero siempre me llamaron la atención esas gradas majestuosas de madera con pasamanos y barandas métalicas qué daban la sensación de estar en una iglesia, unas escaleras elegantes qué conducían  a ese enigma volátil con aroma a café.

Al inicio la cerquita me indicaba que eran oficinas, seguramente los jefes pasaban en ese tercer piso y por eso la entrada estaba así, Hace algunos años, recuerdo ver muchas personas con ropa de correr qué bajaban del tercer piso, fijo hacían aeróbicos, o era un lugar muy deportivo, un gimnasio tal vez, pero luego empezaron a subir y bajar parejas enamoradas, agarrados de la mano, con la mirada perdida, algunas eran disparejas cómo las que suelen salir de los moteles, cómo buscando en la calle lo qué no han perdido en la casa, al ver muchas sonrientes al bajar descarté la idea de que alquilaran un cuarto.

Un niño acaba de subir por las gradas llega hasta el tercer piso y baja cómo si nada, cómo si arriba no existiera nada, regresa al segundo piso a las faldas de su mamá, si no le causa impresión seguramente es un lugar vacío, lúgubre, a lo mejor en él se encuentren simplemente paredes vacías, pero... ¿Para qué subir?, siempre he estado en el segundo piso, porque siempre hay espacio para mí, ¿Qué habrá allá arriba? Valdría la pena subir si tuviesen libros bonitos.
Un hombre acaba de bajar con una bolsa negra,  cargada de basura, es una bolsa inmensa, demasiado grande, para llenarla se necesitan por lo menos 7 basureros del café, ¿Por qué había tanta basura arriba? ¿Qué habrá allá arriba?  No lo sé, tal vez otro día averigue, por los momentos deseo pensar qué en ese tercer piso está la chica a la qué amaré toda la vida, o mejor aún aquella a la qué recordaré siempre y me quitará el sueño por las noches, esa historia que terminará de manera trágica y siempre añoraré y sino se encuentra ella quizás ya de perdida y cómo un dulce consuelo encuentre un libro de Borges, Cortázar ó  Gibrán.

Monty hn

Eduardo Montalvo es un Bloguero y autor Hondureño.

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