2 de febrero

Queridos lectores, no vayan a  pensar que me he olvidado de  ustedes ,  me encanta recibir correos suyos después de publicar alguna entrada en mi blog, el dejar mi blog a la deriva fue adrede, necesario, han existido y sucedido miles de cosas sobre las cuáles escribir pero sentí que la siguiente entrada debía dedicarla a mi hermano mayor, Juan José Montalvo, que debia ser una entrada tan increible como él, honestamente no encuentro la manera de hacerlo así que recurro a este poema :


2 de Febrero



Mi hermano mayor murió un dos de febrero-

No pude escribir, pronunciar palabras, las lágrimas se  apoderaban de mis letras, inundándolas, ahogándolas;  volviéndolas inútiles, obsoletas, escombros.

Reuní en vano a todos mis jefes y les ofrecí pagarles para que me regresaran el tiempo para estar con mi hermano, para decirle que lo amo y que me arrepiento no haber ido al cine un día anterior, ese día conocí al verdadero dolor, los demás eran simples vasallos, ese volví a morir otra vez.

Juan murió Junto a la ciudad, junto esta tierra, estos árboles, a la par del pasto, del basurero de los dolores, de la catedral del centro, de la iglesia María Auxiliadora, del San Miguel, mi hermano mayor murió a la par mía.

Aún recuerdo su cuerpo en la cama del hospital, la última plática, los juegos de infancia, las peleas, discusiones, las promesas sin cumplir, a veces me digo por las noches: “Regresa a casa.”

Mi hermano murió desde el momento que nació en esta ciudad, rompía la tierra con su lento caminar, hacia todo más fácil, siempre nos dio lo mejor, mi hermano era mi padre, el modelo a seguir, se aferró tan fuerte a la vida que la rompió.

Mi hermano está

a la par de la susy,

de mi abuela

de mis anhelos

 tardes de juegos

navidades.

Mi hermano mayor murió un lunes al atardecer,

y en ese momento el atardecer murió junto a él

y yo muero todos los días
esperando mi dos de febrero.





Espero que les haya gustado, creo que cuando se muere alguien siempre sentimos que pudimos haber hecho y esforzarnos más, creo que siempre podemos amar más a la gente, nuestra familia, amigos, pareja, quizás seamos como esos poemas de Lorca que nos dan la sensación que la historia de los personajes pudo ser mejor, más hermosa, más feliz, quizás como seres humanos estamos destinados a compartir soledades los unos con los otros por la eternidad y sentirnos por fin acompañados cuando empecemos a llevar  a cuestas la soledad de la otra persona, estoy seguro que cuando sentimos el vacío de los demás junto al nuestro y estos se unen agrandándose logramos sentir la empatía necesaria para amar.



Si de algo estoy seguro es que San Agustín tenía razón al final de la vida nos arrepentimos más por lo que no hicimos que por lo hecho, yo deseo haber ido al cine un día antes de que mi hermano falleciera, pero andaba cansado de un viaje de doce horas y no pude ir, y así se van quedando esos arrepentimientos como piedritas escondidas debajo de la suela de  los zapatos-
Mucha gente dice que estas cosas no se superan que no pasan yo creo por mi experiencia que si se superan, que uno aprende a vivir con ellas, se convierten en hermosas cicatrices, y estoy seguro  hoy en estoy más fuerte y aunque por ratos me sienta más susceptible a todo  y como "rata tierna"  que estoy mejorando, las primeras dos semanas me levantaba llorando, es algo absurdo porque cuando amanecía ya estaba llorando, como si las lágrimas fueran de la mano con el acto de abrir mis ojos, era algo involuntario, luego vinieron las peores lágrimas, aquellas que se esconden detrás de un saludo y detrás de todo, y es que si me siento bien, pero por ratos como el viento o la brisa regresa ese sentimiento de añoranza a mi hermano mayor, lo interesante es que uno recuerda más a las personas que se van en los momentos que uno solía buscarlos, es decir, yo solía desahogarme con mi hermano mayor, contarle mis pendejadas a tal grado que en la primera semana me levante y fui a su cuarto a tratar como de hablar con él, el lograr entender que ya no estaba y que no iba a regresar a mi casa fué lo más difícil.
Uno también recuerda  aquellas que aparentemente son irrelevantes, yo recuerdo que compartimos la misma cama hasta que yo estaba en 4to grado, yo dormía de un lado y él del otro y a veces era una pelea por la cobija en la cuál yo salía victorioso, o aquellas potras de chiquitos, los chistes, cuando jugabamos con una jirafa, elefante y juguetes diminutos en la casa de mi abuela cerca de la pila, fabricábamos historias, recuerdo que yo tenía una oveja de peluche y inventábamos obras de teatro monólogos, el los creaba para mi y mis hermanitos, era más divertido que ver la televisión nacional o telenovelas..
Sólo me queda agradecerle a la vida el haber podido tener un hermano mayor tan bondadoso grandioso y que me enseñó muchas cosas, si pudiera volver a nacer te volvería a elegir.

Gracias Juancho, siempre te amaré.


Monty hn

Eduardo Montalvo es un Bloguero y autor Hondureño.

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