Falleció el Señor Juan Antonio Medina, defensor e impulsor
de la palabra en Honduras, catedrático brillante que promovía la lectura a
nivel nacional a través de diversos programas y medios de comunicación, Juan
Antonio Medina, dibujaba con letras su caminar diario, la biblioteca de la
pedagógica que lleva su nombre ha quedado con un pequeño vacío que se inunda de
melancolía.
Recuerdo que él conoció a mi hermano mayor en Metromedia y
lo molestaba diciéndole qué el libro que había escrito realmente había sido
elaborado por mi papá, él le dio clases de español a mi papá y me atrevería a
decir que a la mayoría de profesores de letras de Francisco Morazán.
Medina enseñaba a sus alumnos a cultivar los nenúfares de
fuego que habitan dentro de ellos a
través de libros, a rendirse ante el encuentro íntimo entre las páginas-pupilas,
a dejar que las consonantes y vocales crecieran naturalmente y fueran libres
revoloteándose como mariposas en la cabeza del lector.
A pesar de todo el conocimiento que tenía siempre trataba a
las personas de una manera muy generosa su humildad lo hacía más noble, era
súper accesible y apoyaba a toda persona que le solicitara ayuda, una amiga
llevó un libro mío y de mi hermano en su programa de televisión y los
presentó con el mayor agrado del mundo.
Me pregunto dónde se encontrará el profesor, seguramente
estará diluyendo poemas, disfrutando mejores
lecturas, pasajes que se escriben en el universo, comprendiendo el alma de cada letra.
Lo siento mucho para toda su familia, alumnos, amigos, ex
alumnos y Honduras en general, su partida es una pérdida irreparable en todos
los que tuvimos la oportunidad de conocerle.
Señor Juan Antonio Medina, espero que por fin esté en Honduras
más livianas dónde el dolor no se siente en cada verso, frase o sonrisa, muchas
gracias por todo.
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